Clasificaciones de los fármacos antiarrítmicos.
Clase I: Bloqueadores de los canales de sodio.
Clase
IA: Incluye fármacos como la quinidina, procainamida y disopiramida. Actúan
bloqueando los canales de sodio y prolongando la duración del potencial de
acción.
Clase
IB: Incluye fármacos como la lidocaína, mexiletina y fenitoína. Actúan
bloqueando los canales de sodio, pero tienen un efecto más selectivo y se
utilizan principalmente para tratar arritmias ventriculares.
Clase
IC: Incluye fármacos como la flecainida, propafenona y moricizina. Actúan
bloqueando los canales de sodio y tienen un efecto más pronunciado en la
conducción eléctrica. Se utilizan principalmente para tratar arritmias
supraventriculares y ventriculares.
Clase II: Betabloqueantes.
Los
betabloqueantes, como el propranolol, atenolol y metoprolol, bloquean los
receptores beta-adrenérgicos en el corazón, lo que reduce la frecuencia
cardíaca y la contractilidad. Esto ayuda a estabilizar el ritmo cardíaco y
prevenir arritmias.
Clase III: Bloqueadores de los canales de potasio.
Los
fármacos de clase III, como la amiodarona, sotalol, dofetilida y ibutilida,
actúan bloqueando los canales de potasio y prolongando la repolarización del
potencial de acción. Esto ayuda a controlar arritmias supraventriculares y
ventriculares.
Clase IV: Bloqueadores de los canales de calcio.
Los
bloqueadores de los canales de calcio, como el verapamilo y diltiazem, inhiben
el flujo de calcio hacia las células del músculo cardíaco. Esto disminuye la
conducción eléctrica y la frecuencia cardíaca, siendo útiles en el control de arritmias
supraventriculares.
Clase V: Otros fármacos.
Esta
clase incluye otros fármacos antiarrítmicos que no se ajustan a las
clasificaciones anteriores. Ejemplos incluyen adenosina, digoxina y magnesio.
Estos fármacos tienen diferentes mecanismos de acción y se utilizan para tratar
arritmias específicas en situaciones particulares.
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